martes, septiembre 12, 2006

El Almacén de la Esquina

Una de las estadísticas más notables de Santiago es su cantidad de viajes a pie. ¡Seis millones de viajes diarios!, lo que representa un 37% de los viajes totales.

Estos son viajes "completamente a pie", es decir, estamos dejando fuera a quienes usan transporte público, que muchas veces la gente considera también peatones. Los viajes a pie, de hecho, son más que los que se hacen en auto y más que los que se hacen en Metro o en bus.

¿Muestra del subdesarrollo? Para nada. París, Berlín y Madrid tienen porcentajes de viajes a pie muy similares al de Santiago. En Londres es un poco más bajo, aprox. un 25% del total, o sea, 1 de cada 4 viajes se hace caminando.


Pero quizás lo más sorprendente es la poca relevancia que se le da a esta estadística, especialmente entre nuestras autoridades. Es muy común que en documentos oficiales aparezca algún gráfico con los viajes totales de la ciudad y su distribución entre los distintos modos de transporte, y en donde la caminata es completamente omitida. El típico documento de gobierno menciona que Santiago tiene 10 millones de viajes diarios. Pues no, son 16, y esos 6 restantes son a pie.

¿Por qué se los omite? La mayoría de esos viajes a pie son a destinos muy cercanos y no son al trabajo ni al estudio. Son a comprar el pan, a ver a un vecino, a sacar fotocopias, a pagar una cuenta. Es esencialmente esa "simpleza" lo que les da un aire de "sin importancia" para muchos políticos y profesionales del medio.

Pero vaya que importan. No todas las ciudades permiten caminar como Madrid o Santiago. En la típica ciudad norteamericana, la fracción de viajes a pie es minúscula, del orden del 4% del total. ¿Por qué? Porque son ciudades extendidas, donde se hace un esfuerzo enorme para que hogares y comercio estén alejados unos de otros. Ni siquiera un caminante empedernido podría ir a comprar el pan a pie; simplemente el almacén queda demasiado lejos.

¿Qué pasa si una ciudad no tiene condiciones para caminar? La consecuencia de esto es tremenda. No es que los norteamericanos renuncien a comprar pan, sacar fotocopias, visitar amigos, ir al médico o hacer trámites. Lo hacen igual, pero obligados por las distancias a hacerlo en auto. El resultado es que cada ciudadano en promedio recorre un mayor número de kilómetros por año en auto, lo que empeora la congestión y la contaminación.

Si los viajes que hoy en Santiago se tuvieran que hacer en auto, ahí sí que usted vería congestión. Los viajes en auto hoy llegan a los 4 millones diarios. ¿Se imagina sumar 6 millones más por encima de eso? Tiembla, Santiago, tiembla.

Tener una ciudad donde 1 de cada 3 viajes se hace a pie es un tesoro. Esa es una ciudad que permite a sus ciudadanos acceder a comercio y servicios de manera cómoda y barata, y con menor contaminación y congestión para todo el resto de sus conciudadanos.

Pero ese tesoro hay que cuidarlo. Y nada de bien lo haremos si consistentemente omitimos su existencia y las cifras que lo rodean.


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lunes, septiembre 04, 2006

Sonríe, Trauco

Antes de hablar del “descartado” puente sobre el canal de Chacao quisiera hacer un par de salvedades. Primero, en Chiloé la opinión acerca de la necesidad de un puente está dividida, éste es un proyecto polémico que por años ha tenido fervientes adherentes y detractores en la isla. Segundo, la construcción de un puente tiene una amplia gama (casi inimaginable) de efectos y connotaciones en todo ámbito, por lo que tratar de hacer un análisis detallado de sus consecuencias es no sólo presuntuoso, sino que imposible. Aduciendo motivos económicos, el gobierno ha desistido de construir el puente Chacao o Bicentenario, y como “moneda de cambio” ha anunciado un plan de inversiones para Chiloé, a saber:

- El mejoramiento de la ruta 5 (Panamericana) sin dudas se hace necesario, en Chiloé hay largos tramos de vía en que el asfalto está en pésimas condiciones, además sería importante analizar el rediseño de algunos segmentos de la vía entre Castro y Quellón, caracterizada por su sinuosidad con curvas muy cerradas y en pendiente, particularmente peligrosas con la escarcha en invierno. Construir una doble vía entre Chacao y Quellón como se planteó en un principio no se justifica dado el volumen de flujo vehicular en la isla. Basta con una doble calzada en la cercanía de las ciudades más importantes (Castro, Ancud, Quellón y el mismo Chacao) y creación de pistas lentas en las subidas, que por allá abundan.

- Conectividad marítima: Se plantea mejorar el sistema de transbordadores en los dos extremos de la isla, Chacao al norte (donde iba a estar el puente) y Quellón al sur. En este segundo caso se trata principalmente de mejorar la conectividad de la isla con la provincia de Palena.

- En Chiloé no hay ningún aeropuerto, en Castro (la capital, al centro de la isla), hay un aeródromo cuya pista de aterrizaje no está en buenas condiciones. Se plantea pavimentar y extender la longitud de la pista para permitir el aterrizaje seguro de aviones de mayor tamaño.

- Agua potable para toda la isla, no requiere comentario.

- Mejorar el estándar del hospital de Castro. Cualquier enfermo grave en la isla es trasladado en ambulancia a Puerto Montt pues en Chiloé no existe un hospital dotado de todas las especialidades y tecnología de punta. La necesidad de un buen hospital antes que un puente es un argumento muy utilizado por los detractores de este último. Quienes apoyan el puente responden que ambas cosas no son comparables pues el puente se construye con capitales privados. Esto es sólo parcialmente verdadero, pues el puente contaba con un fuerte subsidio del Estado, plata que se podía destinar para... un hospital.

Me parece que este paquete de medidas es mucho más provechoso para los chilotes que un puente en el extremo norte de la isla. Ahora bien, como hicieron ver algunas autoridades locales (*), éstas son demandas históricas de los chilotes y no precisamente ideas luminosas del MOP, lo cual es efectivo. Sin embargo, probablemente si no se hubiese caído el proyecto puente tendríamos que esperar décadas para la concreción de estas obras. Si el fracaso del puente precipita su construcción o implementación, bienvenido sea.

No dejo de pensar que si en Chiloé existen las periconas y cuecas chilotas; el barcoche, el Trauco, el Invunche y la Pincoya; el milcao y el chapalele, es debido a su condición de isla. Que si cuando en el resto de Chile y América se esparcían las ideas independistas y nacían las nuevas repúblicas, Chiloé mantuvo su lealtad al rey fue por su condición de isla. No creo que por la sola existencia de un puente se pierdan de la noche a la mañana las características que le dan a la isla su identidad propia, pero si se pierde su condición de tal, la que de una u otra forma ayudó a forjar su independencia cultural, escalofríos se apoderan de mí ¿Se seguirá sintiendo su atmósfera mágica y mística si se cruza por el puente? No creo que el Trauco exista, pero su creador debe estar feliz de saber que, al menos por un tiempo, se desecha la idea de la mega obra de infraestructura. Y todo por el alza en el precio del acero, según nos cuentan.

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(*) Dicho sea de paso, llama la atención que todos los alcaldes y diputados de la zona están (o estaban en un principio) a favor del puente, y muchos han hecho una vehemente defensa de éste. Esto claramente no es representativo del pensamiento de sus electores como se señala en el primer párrafo.


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