viernes, marzo 16, 2007

Tacos y vías segregadas


Por Francisco Martínez (*)

La vías segregadas son necesarias para poder garantizar un servicio de transporte público de buena calidad, ya que de otra forma la congestión no permite mantener frecuencia regular de los buses, afectando con ello los tiempos de viaje y de espera de los usuarios. Si embargo, esta medida inevitablemente tiene un impacto sobre los automovilistas, quienes ven aumentados sus tiempos de circulación, lo que lleva a plantear la pregunta de si se justifica desde una perspectiva económica.

Hay al menos dos argumentos que avalan esta decisión: i) los automovilistas utilizan mucho más espacio vial que los usuarios de transporte público, entre 10 y 16 veces más, y en esa misma proporción contribuyen a la congestión; ii) los autos consumen más energía y emiten mayor cantidad de contaminantes por pasajero. Cabría pensar, entonces, que por equidad en el uso del espacio público, y por eficiencia en el uso de recursos escasos como la energía, el aire y el tiempo de todos, la medida se justifica; de lo contrario, un costo generado por los automovilistas lo asume toda la sociedad.
Aunque estos argumentos sean contundentes y compartidos internacionalmente, la implementación de estas medidas es reconocidamente difícil, porque el automovilista ve sólo una parte del todo, su parte: que está en un taco mientras las vías exclusivas tienen escaso flujo, lo que lo hace sentir que es un abuso y un mal uso de los recursos públicos. Desde su perspectiva, sin tener más información que lo que ella o él percibe, entiende que el derecho al uso de las vías debiera ser igualitario para todos los vehículos, lo que es un error desde la perspectiva global, porque no es de interés social el mover más vehículos en la ciudad, sino más personas. Por lo tanto, para hacer el análisis correcto, al ver pasar un bus el automovilista debe pensar que pasan 100 autos equivalentes si es articulado, o 50 autos si no lo es, lo que le permitirá imaginar que esas vías segregadas se verían también muy congestionadas si los pasajeros de esos buses se bajan al auto.
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(*) Académico , Departamento de Ingeniería Civil, Universidad de Chile. Carta Publicada el 16 de Marzo de 2007 en el diario El Mercurio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

si el 50% de los viajes se realizan en transporte publico, correspondería que por equidad en la capacidad vial, el 50% fuera de vias segregadas para transporte publico, menos que eso, es dar preferencias a los usuarios de transporte privado

Unknown dijo...

Las vías segregadas para el TP no solamente benefician a los buses que circulan por ellas y afectan a los los autos privados cuando les disminuyen los carriles de circulación sino que también afectan seriamente a los peatones, quienes solamente podrán cruzar la calzada cada mil metros o más y afearán y degradarán las avenidas por donde pasan.

Este inconveniente es más serio en las zonas densas del centro de la ciudad, especialmente en capitales de países. Me parece que en esos casos, los buses por vías segregadas solamente deben llegar hasta estaciones periféricas de subte y en caso de ausencia de este servicio, solamente hasta las cercanías del centro de la capital.